
Delmira Agustini nació en Montevideo, Uruguay, un 24 de octubre de 1886. Fue una estacada poetisa uruguaya adscrita al modernismo, que inauguró con su obra lÃrica la trayectoria de la poesÃa femenina del siglo XX en el continente sudamericano. Formó parte de la llamada “generación de 1900” a la que también pertenecieron Julio Herrera y Reissig, Leopoldo Lugones y Rubén DarÃo, al que consideraba su maestro, y con el que mantuvo correspondencia tras conocerlo en 1912 en Montevideo.
Perteneció a una familia acomodada, descendiente de alemanes, franceses y porteños. Todos ellos sobreprotegÃan su vocación poética, con la que escandalizó a la burguesa sociedad rioplatense.
En su infancia realizó estudios de francés, música y pintura. Su vida y su personalidad están llenas de enigmas y contradicciones.
En su corta vida tuvo una terrible peripecia sentimental que provocó su muerte trágica: su matrimonio con Enrique Reyes, la separación posterior y el asesinato a manos de su ex marido. Tras su desaparición nació un mito que desafÃa a ensayistas y biógrafos y sigue vigente en infinidad de versiones.
Desde temprana edad envió colaboraciones en prosa a la revista Alborada, que se publicaba por entonces en la capital de su paÃs. En 1907 editó su primer poemario, El libro blanco, al que siguieron Cantos de la mañana (1910) y Los cálices vacÃos (1913).
Después de su muerte, en 1924, salieron a la luz las Obras completas (tomo 1, El rosario de Eros; tomo 2, Los astros del abismo) y en 1969 su Correspondencia Ãntima.
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